VIVIR LA FIESTA. CONEXIÓN REAL

María Cornu Labat

Estás acá

Había llegado el día de la primera fiesta de 40 a la que iban. Cata y Martín estaban decididos a disfrutarla a fondo. Cata había preparado todo con tanta premura… Ningún detalle dejado de lado. A él obviamente le divertía mucho todo este clima previo y lo entusiasmaba, a su manera, la alegría que reinaba en el ambiente.   Los chicos se habían ido temprano a lo de los abuelos. Así que se  pasaron todo el día, especialmente Cata, previviendo lo que iba a ser el fin de la jornada.

“Llevando a los chicos a lo de los viejos (emoticón de carita feliz)”, rezaba el epígrafe de la selfie en el auto con sonrisa de oreja a oreja. Ahí disparaba un whatsapp al grupete de las chicas del colegio, que estaban súper pendientes de la tan avisada primer fiesta de 40 a la que iban Cata y Martín.

Atentas a los detalles

Peluquería, vestido lindo. Y, además, Cata no dejó que Martín fuera así nomás. No. Lo “lookeó” a su gusto. Y, por supuesto, con el outfit colgado en una percha a la luz de la ventana, captó la cotidiana situación en una fotito que se transmitió al ansioso grupo virtual… Tenía que estar lindo para que la velada romántica fuera perfecta, todas lo entendieron y apoyaron la moción. “Obvio, Cata… va a estar hecho un bombón.. Uau, qué bien la van a pasar… re envidia (emoticón guiñando el ojo y sacando la lengua)”

La tarde seguía transcurriendo con toda la previa. Mucho coqueteo, reconquista, imaginación… Y, por supuesto, no podía faltar, el grupo de whatsapp de las amigas. Había que documentar todo, inmortalizarlo. “En la pelu” (selfie con ruleros), “apa, amiga! Como estamoooosss”; “¿Cómo me queda?”

(Selfie frente al espejo con vestidito sexy) “estás diosa gordi… hoy Martín muereeeeeee”, “no podés, no podés estar tan divaaaiiinn!!!”, “te va a ir bárbaro”, “hoy es tu noche”…

La emoción de los preparativos se magnificaba con cada mensaje que iba y volvía. Cata vivía su tarde y noche y estaba pendiente de que las demás la vivieran. Pendiente de que su tarde y sus preparativos fueran dignos de la novela que proponía para que las demás opinaran, compartieran, y a su manera vivieran… Sí, sin ser del todo consciente, pero sin ignorarlo, Cata exponía su vida como en un reality show, y sus amigas en el grupo compartían con la cuota de adrenalina que les provocaba, la vida de otra, como si fuera propia… pero dejando por un rato la de cada una. En cada teléfono, en cada hogar, en cada uno de los 25 que formaban ese grupo entraba la película de la primera fiesta de 40 de Cata y Martín. Cada madre de esos hogares desviaba periódicamente la atención de sus hijos, de sus maridos, de su casa, de sus problemas, de sus responsabilidades, de su disfrute personal, para focalizarla en la vida de otros y no perderse ni un detalle. Ya que al perderse un detalle podían quedar afuera de algo.

Algo que no les pertenecía, y a riesgo de que se estuvieran perdiendo el aquí y ahora de mucho de lo que sucedía alrededor de ellas en el mundo real.

El grupo presente

Se hizo la hora de la fiesta. Amigos, festejo, buena música, baile. Cada tanto una selfie, cada tanto un videíto para subir en tiempo real en el grupo y que todas vieran en qué estaban, lo bien que la pasaban, la pareja copada que Martín y Cata eran… Y, bueno, ya que estamos, (lo blanqueaba muy adentro suyo)… que los envidiaran un poco, ¿por qué no? Hoy se sentía espléndida, estaba monísima, su marido enganchadísimo, los chicos fuera de casa. Esta vez su película era muy atractiva para el grupo. Y sabía que más de una la iba a envidiar. La historia del día era la de ella. Otras veces había sido la de Jose y sus mellizas agotadoras y morfables. Todas pendientes de cuánto aumentaban, de cuándo salían de la neo, del primer diente, de la primera comida, de si siguen siendo idénticas… Y después, Lauri y su separación, la depre, el apoyo de todas… Sí. No quedaba otra que poner que la bancaban… Cata se había pasado los últimos meses, y cada vez con más devoción, pendiente de su whatsapp, con una fascinación creciente.

Documentando para las demás su vida, sus idas, sus vueltas, los pañales de sus hijos, los huevos fritos y las tostadas, el yacuzzi con velitas, la torta de cumpleaños, el perro recién llegado…  TODO…  Y, a su vez recibía todo, no se quería perder nada, no quería quedar mal con nadie. Y, sin querer, se encontraba a sí misma que inconscientemente le buscaba emoción a su vida, con la principal motivación de mostrar esa emoción a los demás. …

¿Estás acá?

Después de un rato de fiesta, música, comida rica, postres, charlas, selfies, las miradas de Martín se hacían más sugerentes e intensas… Y en un descuido, Cata le robó una fotito y con un «Martín con cara de ganas de volver a casa… jaja…” la posteó en su grupo, justo antes de decirle al marido: “¿vamos, Bombón?”

“Toc- toc, toc-toc, toc-toc” – Y, ¿eso?, pregunta Martín, en medio del abrazo interrumpido por la vibración a la altura de una costilla proveniente del abrigo de Cata…  – Ah, eso. El nuevo ring tone para los whatsapps, contesta Cata separándose un poco del abrazo. -La verdad es que el silbido me estaba sacando de quicio, no lo podía escuchar más, así que lo cambié, no fuera a ser que me cortara la inspiración de este momento el malhumor del ring tone, ¿no? Bancá, bancá, a ver si pasó algo con los chicos. Capaz es Mamá que nos quiere avisar algo…. Ah, no… No te puedo creer… Es Flor. ¿Podés creer?. 2 de la mañana y no volvió Ramiro del asado con los amigos?? Yo, que ella, lo matoooo!!!! Salir así, solo, hasta cualquier hora un sábado…. Pobre Flor, esos sí que están en cualquiera… En cambio nosotros…- dice mientras se acurruca sobre el pecho de su marido, esperando que ocurra lo que el siguiente capítulo de la película anunciaba que tenía que llegar…

Martín la abraza más fuerte, le da un beso, y siente que un brazo de Cata se estira y click! – pará pará mi amor… la última selfie de la noche… ¿qué le ponemos? Hasta mañana… y corazoncitos? Está bueno, ¿no? – Gordi, en serio. Pará, ¿podés concentrarte acá? ¿Podés apagar el celu? – Sorry, no lo voy a apagar. ¿Y los chicos? Mirá si los viejos necesitan algo, no seas inconsciente… – en medio de besos y abrazos. … toc – toc – Flor: (emoticón de llanto desgarrador)… qué envidia, nena. Vos sí que la pasás bien… ahí, velada romántica, un buen fin de fiesta… Y yo, solita, 2 y media y ni news de Rama… Debe estar en el boliche con los amigos, y ni un whatsapp… disfrutá amiga, no sabés la suerte que tenés… – dale, Cata… vení… largá eso… – sí, sí. En seguida, te juro. Pero no puedo no contestarle a Flor. Pobre, esperando a Ramiro… “no aflojes, nena, vas a ver que va a estar todo bien. Te juro que si te lo proponés, se re puede. ¿Por qué no te armás una salida como la que tuvimos hoy con Martín? Es lo más. Estamos re arriba, felices… Vas a ver. Dejá los chicos, y…”

Sí, se re puede, se encontró Cata diciéndose a sí misma en voz alta. … “Rama está en algún lado que ni noticias…. Pero, Martín, en cambio… Está acá, acá al lado mío”, empezó a pensar con más énfasis, como despertándose de golpe… “Y estuvo todo el día. Y estuvo delante del celu cuando le sacaba la foto, atrás de la ropa que le elegí cuando la colgaba a ver cómo se vería… y estuvo dándole besos a los chicos cuando me apuraba por subirlos al auto para llevarlos a lo de mamá…  y les sacaba foto…, y la posteaba.

Y estuvo mientras me pintaba y pensaba qué iban a decir las chicas cuando les llegara el mensaje. .. Y estaba ahí muerto de amor mientras bailábamos como adolescentes… y está acá, al lado mío, en mi cama… Uy, no… ¡dormido!…” Y los recuerdos del día y los mensajes recibidos la despertaron del todo…

Piririririii, cantó el aparato al ponerse en off… Ella se dio vuelta, lo abrazó a su marido absolutamente convencida de que no era demasiado tarde, y le susurró al oído con su voz más tierna, “Gordiiiii, despertate, apagué el celuuu”.

… Y, una vez más lo aclaro. Los personajes de este relato pertenecen a la ficción. Cualquier parecido con la realidad… es pura coincidencia. ..